consejos para despejar la mente y relajarse

La sensación de tener la cabeza pesada y siempre llena de pensamientos es bastante común. Vaciarlo hasta el punto de arrasar con todo lo que hay dentro no es fácil, las preocupaciones están ahí y siempre estarán.

Pero te sorprenderá saber que la ciencia nos da mecanismos para hacerlo y que mucho depende de ti y no de las circunstancias.

La incertidumbre produce ansiedad, tensión, sobre todo en tiempos difíciles como el que estamos viviendo.

Pero no es sólo la ansiedad lo que lleva a una afluencia constante de pensamientos, a menudo negativos y pesados. La mentalidad multitarea, las continuas distracciones, la tendencia a procrastinar, todo ello contribuye a agobiar a la mente.

Los pensamientos pesimistas, al igual que los comportamientos, tienden a reforzarse en el cerebro dando lugar a una actitud negativa, preocupada y ansiosa.

Te damos algunas pautas a seguir para liberar tu mente, relajarte y disfrutar…

El primer paso: entender que no todo depende de ti

Si haces un balance de tu vida a cierta edad, te darás cuenta de que los momentos decisivos se pueden contar con los dedos de una mano.

No es de extrañar que nuestra existencia esté compuesta en su mayor parte por la vida cotidiana. Esto se debe a que compartimos ventanas de tiempo con personas cercanas a nosotros durante muchos años.

¿Pero cuántas personas cercanas hay? Padres, parejas, luego están los hijos, para nuestros hijos están los abuelos. Y por supuesto las amistades, pero éstas también cambian.

Estos cambios son naturales porque se producen lentamente para que el cerebro tenga la oportunidad de adaptarse y reforzar los afectos y la normalidad.

Lo contrario ocurre con los acontecimientos abruptos: la pérdida de un ser querido, el fin de un gran amor, el traslado a otra ciudad.

Esta premisa para decirte que la vida es increíblemente ordinaria. Y que en esta ordinariez cada uno lleva su propia existencia junto con su círculo de contactos, sin que el mundo tenga ninguna percepción de ello.

En la mayoría de los casos vives y los demás no se preocupan por ti, te ignoran.

La consecuencia de esta simple y cruda observación, pero realista, es que la mayoría de las cosas que ocurren no te afectan. Y fuera de tu círculo realmente tiene poco interés o poca acción.

En resumen, deberías plantearte seriamente no dar un palo al agua, no cargar con problemas que no te afectan.

Y por una razón: fuera del primer círculo de contactos, los que realmente cuentan, poco puedes hacer. No has venido al mundo para resolver problemas, ni que otros los resuelvan por ti.

Tener esta actitud de desapego te permite combatir el estrés. De esta forma, disminuye la ansiedad y has despejado tu mente de situaciones que no te afectan.

Despeja tu mente antes de dormir

Desde un punto de vista fisiológico si el cortisol es importante en algunas funciones, al principio del día, lo es menos hacia el final. Las investigaciones han demostrado que las personas cuya mente está demasiado llena de pensamientos registran altos niveles de cortisol por la noche.

Si ocupas tu mente con demasiados pensamientos lo único que haces es desplazar las acciones y cargar tu cerebro de ansiedad, lo que se reflejará en noches inquietas, poco sueño, sentimientos de frustración, fatiga y nerviosismo.

Por eso, a menudo se siente la necesidad de despejar la mente antes de acostarse.

Nunca hay que subestimar la importancia de dormir bien.

Una mente clara y relajada no sólo le ayuda a reducir el estrés, sino que también afecta a su productividad, a su capacidad creativa, a su capacidad para resolver problemas y, por tanto, tiene importantes repercusiones en su carrera profesional.

Pero ahora vamos a hablar de cómo despejar tu mente de las preocupaciones, magnificadas o no, a las que te ves obligado o obligada a enfrentarte.

Caminar, pasear al aire libre

Los beneficios de las caminatas rápidas son bien conocidos, pero incluso un paseo lento, si se realiza en una zona especialmente verde, puede ayudarle a respirar aire profundo, a relajarse, a mantener la presión arterial bajo control y a oxigenar su cerebro.

Ejercicio intenso

En el extremo opuesto, una sesión de ejercicio intenso, como una carrera rápida, el levantamiento de pesas o el uso de las máquinas del gimnasio, también puede ayudar a despejar la mente. El impacto emocional del ejercicio, ya sea leve o de alta intensidad, está bien respaldado por investigaciones científicas cada vez más convincentes.

Invertir en socialización

En estos tiempos complicados, la socialización puede quedar reservada a la simple videollamada, pero no subestime su impacto. Reírse en buena compañía es bueno. Un momento junto a una persona agradable te hace olvidar tus peores preocupaciones. La amistad tiende a formarse incluso en contextos complicados y estresantes, como la cárcel.

Controla tus emociones

Gestionar las emociones es muy importante porque dan un impulso a tu vida. Las acciones que realizamos son casi siempre el resultado de una emoción. Pero la emoción es precisamente el movimiento. Nos hace avanzar, pero también puede devolvernos al punto de partida.

Las emociones no son nuestro enemigo. Hay que intentar analizarlas para entender cuáles son las que determinan el torrente de pensamientos, la rumiación constante que te distrae y te agobia.

Los rencores y los remordimientos no deberían formar parte de tu vida actual y, si se proyectan hacia el futuro, tienes que examinar la ira que los provoca y ponerles fin. La pena puede doler mucho.

Escribir un diario o escuchar música

Escribir un diario o cualquier otra cosa por la noche es terapéutico. Escribir de forma personal y reflexiva, tratando de marcar todas las cosas positivas que hiciste en un día, no sólo te da motivación para hacerlo mejor, sino que te hace ir a dormir con más serenidad.

Una buena noche de sueño suele anular los pensamientos negativos. Si se repiten por la mañana, revisa tu rutina.

La música produce efectos de distracción muy similares, pero con una agradable implicación emocional, sobre todo si su escucha está relacionada con un recuerdo feliz.

La memoria es un campo vasto y abierto… pero es prometedor.

Atención plena y meditación

Con la práctica de la atención plena nos acercamos a nosotros mismos con amabilidad, con gracia, sabiendo lo que pasa dentro de nosotros.

La meditación guiada puede ayudarte, así lo demuestran muchos estudios científicos.

Si no sabes cómo empezar, comienza con estos 4 puntos esenciales:

  • Elige cuidadosamente el lugar y el momento para hacerlo, lejos de distracciones y perturbaciones.
    Encuentra una posición cómoda que puedas mantener durante al menos quince minutos, tienes que ser capaz de relajarte y no sentirte como un prisionero.
  • Suelta los pensamientos, deja de pensar, céntrate en las partes de tu cuerpo que poco a poco se van relajando.
  • Utiliza tu respiración para modular el ritmo de tu relajación, haciendo siempre el menor ruido posible. Utiliza un mantra si es necesario o mira fijamente algo en la habitación o asocia una imagen serena a tu mirada.
  • Con este enfoque puedes iniciar un camino de meditación que te ayude a despejar tu mente. Especialmente por la noche.