Señales de que estás completamente fuera de forma o en baja forma física
Estar fuera de forma no es del todo negativo. Es un punto de partida y como tal es la base de la mejora, ya que es difícil estar en peores condiciones que esa, al menos desde el punto de vista de la adaptación física al ejercicio.
El cuerpo es muy adaptable, pero lleva tiempo. Cuando no estás en forma, es como si sacaras un coche del garaje que lleva 20 años parado. Si nunca has hecho ejercicio, lo más probable es que te encuentres en una situación similar. Pero también ocurre si llevas mucho tiempo haciéndolo y lo dejas, por mil razones.
La forma física se ve afectada por muchos factores. Ciertamente, la forma de comer puede afectar o no constituir las mejores condiciones para iniciar un camino de mejora física.
También influye tu actitud, tu estilo de vida en general: si duermes poco y mal, si fumas, si exageras con el alcohol, si trasnochas, si llevas una vida sedentaria, si comes demasiada comida basura o si tienes una dieta desequilibrada que te agobia.
Incluso tu físico puede ser un problema: si tienes sobrepeso, tardarás más en ponerte en forma y te pondrás fuera de forma más rápido; si sufres de condiciones metabólicas particulares, puedes necesitar más tiempo para recuperar la forma.
Por supuesto, el factor de la edad también cuenta mucho, la edad que tienes, tu historial previo, si tu cuerpo es más propenso a las lesiones o a los traumatismos.
En definitiva, son muchos los factores a tener en cuenta y no debe extrañar que muchas personas se encuentren con estos factores al mismo tiempo, lo que hace mucho más difícil empezar a realizar actividad física y obtener resultados en cuanto a pérdida de peso o tono muscular. El «no puedo hacerlo» que a menudo oigo decir a la gente cuando no hace ejercicio se debe tanto a la falta de predisposición mental como a las dificultades objetivas.
Al fin y al cabo, para mantenerse en forma hay que dar pasos y hacer sacrificios, pero éstos aportarán enormes beneficios en el futuro inmediato.
Señales de que te encuentras fuera de forma física
Como siempre, antes de iniciar una actividad física, sobre todo si llevas mucho tiempo parado, te aconsejo que hagas pruebas de esfuerzo para evaluar tu capacidad pulmonar y cardíaca.
Frecuencia cardíaca acelerada en reposo
El corazón es uno de los órganos que más se beneficia de la actividad física constante. Una frecuencia cardíaca en reposo superior a la media con un estilo de vida sedentario puede deberse a que se come mal, se está deshidratado y, en general, no se hace suficiente ejercicio físico.
Hay que tener en cuenta que cuando se hace ejercicio, el esfuerzo requiere más sangre, por lo que su ritmo cardíaco aumenta hasta un determinado umbral. Si nunca has hecho ejercicio o no estás en forma, la aceleración del ritmo cardíaco, después de un esfuerzo, continúa durante más tiempo de lo normal.
Sensación de falta de aire después de una larga caminata
Caminar es bueno para ti: los beneficios de una caminata rápida son reconocidos por todos y te ayudan a acercarte al ejercicio. Andar una hora diaria aporta no pocos beneficios, pero si llevas mucho tiempo parado es posible que te pese. Lo peor es cuando te quedas sin aliento después de caminar unos pocos metros o subir un tramo de escaleras. Cualquiera que tenga sobrepeso conoce esta sensación. No es normal y debe corregirse.
Tu postura se resiente
La postura ideal no es sólo una cuestión de ergonomía, sino que también permite reducir las cargas sobre la espalda evitando las molestias y los dolores debidos a una mala postura. Si cada día, mientras trabajas en tu escritorio, te ves obligado a cambiar de postura para encontrar una posición de descanso, significa que los músculos de tu espalda, especialmente en la región lumbar, no son tan fuertes como deberían.
Siente el peso de la bolsa de la compra
Cualquiera que haga habitualmente la compra tiene que llevar varias bolsas de comida a casa desde el aparcamiento hasta la entrada. Si sientes fatiga en los miembros superiores por haberlos cargado durante unos pocos metros significa que tienes los brazos débiles y poco aire. O que tenga sobrepeso y arrastre un peso ya excesivo.
Andar mucho te provoca un cansancio inusual
Si al día siguiente de una larga caminata, ya sea intencionada o forzada, te sientes destrozado, sientes dolores musculares, significa que necesitas volver a ponerte en forma y cuanto antes. Tu cuerpo está tan oxidado que no soporta el más mínimo esfuerzo.
Sufres de somnolencia
La somnolencia es a la vez causa y efecto de un metabolismo bastante lento. De hecho, se puede decir que dormir poco es la causa de un metabolismo más asociado a la acumulación de grasa. Dormir poco y mal y sentir sueño durante el día afecta a tu regulación metabólica, pero también te resta energía para el resto de tus actividades.
Tienes o padeces estrés crónico
Además de la somnolencia, puede estar bajo estrés. Los síntomas incluyen un aumento de la irritabilidad, una mente lenta y poco clara, visión borrosa o cansada, poca hambre y fatiga crónica al mismo tiempo, pocas ganas de socializar, misteriosos dolores en todos los músculos, nerviosismo y ansiedad constantes. El ejercicio es una medicina para la mente, los estudios lo confirman. Hacer deporte libera endorfinas que ayudan a relajarse, a tener menos tensión y a concentrarse más.
No dejas de ganar peso
Sabemos que el aumento de peso está relacionado con la falta de ejercicio, pero a menudo incluso comer menos y menos no es suficiente para recuperar los kilos ganados. Es posible que esté almacenando grasa porque está comiendo mal y porque tu metabolismo no le permite quemar más calorías que su metabolismo basal. El ejercicio -mejor si es intenso o al menos continuo- aporta importantes beneficios a tu metabolismo, ayudándote a quemar el exceso de grasa. Cuando se hace deporte se tiende a regular el flujo de azúcar en la sangre.
Hacer cualquier deporte se convierte en un deporte extremo
Es fácil darse cuenta de que no estás en forma si empiezas a practicar un deporte de la nada, o aceptas la invitación de un amigo para hacer un inocente footing o de un amigo para jugar un partido de fútbol sala. Sólo hacen falta unos minutos de carrera arriba y abajo en un campo de fútbol para quedarse sin oxígeno y tener ácido láctico en los músculos. Las actividades deportivas, incluso las que se practican a nivel amateur, dejan al descubierto las carencias de la preparación física, ya que requieren oxígeno y al menos un poco de agilidad.
¿Cómo saber si estas en forma? No puedes hacer los ejercicios más sencillos
Es fácil saber si estás en forma o no: basta con hacer unas cuantas sentadillas (las clásicas flexiones) y ver cuántas puedes hacer seguidas. Lo mismo ocurre con los abdominales y las sentadillas.
Si después de una serie te quedas tan sin aliento que tienes que parar, tienes que replantearte todo un poco, ya que estamos hablando de ejercicios de cuerpo libre que no requieren el uso de pesas.
Desde un punto de vista práctico, el ejercicio se realiza en progresión, es decir, aumentando las cargas, la velocidad y las distancias a lo largo del tiempo. Si estás a cero tienes que empezar poco a poco, mejor si te sigue un experto que pueda poner la nutrición junto a la actividad real.